Los testimonios más antiguos de habitación en nuestro municipio son los correspondientes al emplazamiento del Pago de Zorita: se trata de una población probablemente Vaccea, de relativa importancia, por la extensión de los hallazgos, que habitó estas tierras a partir del siglo VIII a.C. En este lugar, desde hace varias décadas, se vienen realizando modestas excavaciones por parte de los diferentes organismos públicos, resultado de las cuales, destaca el hallazgo de una serie de crisoles de fundición de bronce, que podemos admirar en el Museo Arqueológico Provincial. (nos indican el lugar en el que estuvo instalado el taller de un fundidor y es considerado único, dentro de las poblaciones de la segunda edad del bronce).
Aun hoy a pesar del abandono, los expolios y la erosión provocada fundamentalmente por el río, se identifican restos de las paredes de algunas viviendas realizadas en adobe, que tendrían forma circular, al modo de los castros norteños, y cubiertas de techos de paja. Su medio de vida sería fundamentalmente la agricultura y estaría rodeada de bosques de encina y quejigo con abundante caza (entre los restos encontrados son relativamente frecuentes los huesos de venado y corzo, acompañados de trozos de cerámica de uso doméstico fabricada sin torno).