
La mayor parte de los cántaros de la provincia de Valladolid, siguen una misma pauta en cuanto a su forma.
Pieza esbelta, de ancha base y alta panza que se cierra en un cuello cilíndrico rematado por un reborde “labio” en la boca.
Un solo asa que arranca del cuello debajo del “labio” y descansa en la parte superior de la panza.
La personalidad propia de cada centro alfarero, ha dejado su huella en esta pieza, dando como fruto una variada tipología dentro de la homogeneidad que define a la misma.
El vidriado es diferente según centros:
• En algunos centros no lleva ningún tipo de vidriado como en Alaejos.
• En otros como Tiedra y Tagarabuena, un pequeño baño de minio recubre su cuello (a excepción de los cántaros de novia, que van didriados totalmente).
• En la zona de Arrabal, lo mismo que se hacía en todos los centros de la Ribera Oriental del Duero, este baño se extiende también por la parte superior de la panza, al modo de un “delantal” protector de la boca, en la parte opuesta al asa.
• Los cántaros que se comercializaban en Burgos, iban previamente “engobados” para ofrecer un color amarillo en el vidriado del “delantal”.