Gallegos-Celtas
Debido a su situación geográfica que propició su aislamiento, el desarrollo alfarero en esta zona fue lento. En las aldeas gallegas, se perpetúan modos primitivos, entroncados directamente con la “Cultura de los Castros” de época prerromana que registró una gran actividad cerámica.
Se realizan “Olas”, vasijas de corte primitivo esférico de poca altura y buena capacidad, que se mantienen desde época Celta. Aunque en algunas áreas esta necesidad de cacharros para el transporte o almacenaje de agua fue suplida la labor del “oleiro”, por el propio aldeano que sabía manufacturar “Sellas” hechas con tablas o trozos vegetales trenzados e impermeabilizados después con brea o grasas animales. Algunos “oleiros” imitaron estos cacharros, realizándolos en barro.
Siguiendo los estudios de García Alén, existen dos grandes zonas alfareras:
 • Las Riberas del Sil, del Miño y tierras del interior, se caracterizan por las “aldeas de oleiros”, donde se modelan cacharros para cubrir las más elementales necesidades domésticas de los aldeanos.
• Zona del Litoral, donde hubo repetidos intentos de industrializar la alfarería, siendo Sargadelos el más claro intento de renovación.
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