Sus vasijas se desarrollan a partir de formas elementales primitivas, perfiles cónicos y semiesféricos de poca altura, con ausencia de asas propiamente dichas aunque pueden aparecer “tetones” o resaltes. Poca altura, buena capacidad y por lo general debido al barro de que están hechas, muy pesadas.
El “cántaro” toma dos denominaciones en función de que sea para ir a recoger agua “Bernegal” o contener agua para almacenaje “Talla”.
Se pueden distinguir cuatro zonas básicas que han influido al resto de los centros:
• La tipología de La Victoria del Acentejo (Gran Canaria) con dos modelos:
- Uno muy globular sin apenas base y boca sin cuello.
- Otro más estilizado de base canónica y un leve cuello
• La tipología de Chipude (La Gomera) con una extendida base casi con igual diámetro que la barriga y escasa altura.
• La tipología de Arguallo (Gran Canaria), enteramente globular sin base de apoyo y boca muy abierta.
• La tipología de La Atalaya de Santa Brígida (Gran Canaria), globulares más evolucionadas y con decoración de tetones y algún tipo de asas.
• La tipología de la Guancha (Tenerife)
• La tipología de la Guancha (Tenerife), Trapezoidal, con base muy estrecha y sin decoración.
La fabricación del cántaro es una actividad fundamentalmente femenina, que del mismo modo que en la época neolítica va modelando cacharros a base de ahuecar con las manos una bola inicial de barro.
A esta permanencia milenaria ha contribuido también la cualidad de sus arcillas isleñas, cuyo origen volcánico condiciona e impone este modo de trabajar, fracasando todos los intentos de implantar el torno, utilizando la tierra del lugar.
